Lo que nos mueve el 8 de marzo

5 Mar 2020 | Impact Hub Donostia

Lo que nos mueve el 8 de marzo

Reflexionar, repensar, redefinir, reconstruir ideas, conceptos, discursos, modelos y estructuras. En definitiva, aprender a desaprender

El 8 de marzo ha sufrido una transformación exorbitante en los últimos años. Las mareas principalmente de mujeres y cada vez más hombres que en los últimos años asisten a las convocatorias del 8 de marzo de cada localidad ha supuesto a escala global sin lugar a dudas un punto de inflexión en la lucha feminista.

Ver tantas mujeres de distintas generaciones en tantos y tantos lugares del mundo reivindicando la igualdad de derechos y oportunidades y un mundo más justo y equitativo, es cuanto menos ilusionante. Y lo es, porque este momento de efervescencia es imparable. Pero también es un indicador inequívoco de la desigualdad que afecta a las mujeres en todo el planeta.

Nerea González, Responsable de Proyectos

 

Partimos sobre la premisa de que la desigualdad de género es estructural en nuestra sociedad y que, como tal, constituye el cimiento sobre el que se construyen las narrativas y comportamientos de la sociedad.

El mayor problema viene cuando estas desigualdades se convierten en elementos normalizados, ya que cuando una conducta pasa a considerarse habitual o natural, tiende de alguna manera a invisibilizarse. Echar un vistazo a nuestro alrededor y reflexionar acerca de nuestra forma de relacionarnos con el mundo y con nosotras mismas puede ser una manera clara para identificar los patrones bajos esos comportamientos.

 

Este día me ha hecho reflexionar sobre muchos aspectos de ser mujer y de cómo me relaciono con el mundo. Es sin duda un recuerdo anual de hacerme visible y de apoyar a otras mujeres a que hagan lo mismo si así lo quieren.

Verena Hammes, Responsable de Comunidad

 

Un enfoque transversal

La equidad de género, es un proceso de transformación gradual que requiere, por un lado, identificar y tener en cuenta todos los factores interrelacionados que interactúan entre sí y, por otro lado, incorporar la perspectiva de género en nuestros entornos de acción diaria.

Identificar que la desigualdad es estructural y que todas las esferas de la vida son vulnerables nos ayuda a visibilizar los patrones de conducta que residen bajo nuestros comportamientos para construir a partir de ahí nuevos discursos, modelos y estructuras.

Estoy convencida que dar visibilidad saca a la luz los patrones que hay debajo y hace posible cambiarlos. Reflexionar, por ejemplo, acerca de cuándo hablan las mujeres y cuándo los hombres o quién asume qué responsabilidad son interesantes para identificar, visibilizar y cambiar realidades.

Verena Hammes, Responsable de Comunidad

 

Adoptar una perspectiva de género implica no solamente tener en cuenta las diferencias entre identidades sexuales, implica ir un paso más allá e integrar esta perspectiva en todas las esferas de la vida para enlazar estas diferencias en todos los ámbitos de actuación: social, ambiental, económico, político, etc.

 

 

 

Cualquier intervención que realicemos en la sociedad, va a impactar de manera diferente en mujeres y hombres. Por eso necesitamos contar con herramientas que nos ayuden a conocer qué impacto tiene nuestra intervención en unas y otros.

En definitiva, cualquier proyecto de innovación social, enmarcado desde la lógica de la sustentabilidad de la vida y de sociedades complejas, será aquel que presente y contenga en el diagnóstico de partida y en la definición de los objetivos, así como en las líneas de actuación y la propia evaluación del proyecto, un enfoque de género y, también de generaciones. De lo contrario el proyecto diseñado quedará incompleto y habrá perdido la oportunidad de ser un proyecto a todos sus efectos realmente transformador.

Nerea González, Responsable de Proyectos

 

Por eso, cuando hablamos de incorporar la perspectiva de género en nuestro día a día, hablamos de integrar la complejidad de los factores que interactúan entre sí y que intervienen en la forma de concebir el mundo que nos rodea. Solo así seremos capaces de mirar el mundo desde una perspectiva diferente y reconstruir los cimientos sobre los que se alza. En definitiva, consiste en entender la igualdad de género solo como un derecho fundamental, sino como la base de un mundo sostenible.

 

Sandra Pérez

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